lunes, 28 de noviembre de 2011

Continuación de arquitectura bizantina. La decoración musivaria.


Basílica de San Sergio y San Baco



La Basílica de San Sergio y San Baco (griego, Eκκλησία τῶν Άγίων Σεργίου καί Βάκχου ὲν τοῖς Ὸρμίσδου), es una mezquita de Estambul que tiene su origen en una iglesia ortodoxa dedicada a San Sergio y San Baco en Constantinopla, que se convirtió en templo musulmán durante el imperio otomano.
El edificio bizantino con una cúpula central fue eregido en el siglo VI siendo el modelo en el que se inspiraron para la construcción de Santa Sofía por lo que es conocida también con el nombre de Pequeña Santa Sofía. Es uno de los mejores ejemplos de arquitectura bizantina temprana de Estambul.
Según cuenta la leyenda durante el reinado de Justino I, su sobrino Justiniano fue acusado de traición contra el trono por lo que fue sentenciado a muerte. Sin embargo los santos se aparecieron en un sueño a Justino y atestiguaron la inocencia de Justiniano. Gracias a esto fue liberado y su título de César fue restaurado. En agradecimiento a los santos, Justiniano, prometió dedicar una iglesia a los mártires una vez fuera proclamado emperador.
La construcción de la iglesia se inició en el año 527 siendo finalizada la obra en el 536 siendo uno de los primeros actos en el reinado del emperador.
Debido a su fuerte semejanza exterior a la iglesia de Santa Sofía, se cree que el edificio fue diseñado por los mismos arquitectos, llamados Isidoro de Mileto y Antemio de Tralles, y que su erección fue una especie de zona de pruebas para Santa Sofía. Sin embargo, en términos de detalles arquitectónicos, el edificio es totalmente diferente en diseño del de Hagia Sophia y la teoría de que era una versión en escala reducida se ha desacreditado en gran parte.





Arquitectura

La mampostería de la estructura exterior adopta la técnica de ese período en Constantinopla, utiliza ladrillos hundidos en camas gruesas del mortero. La estructura tiene la forma de un octágono inscrito en un cuadrilátero irregular. Es rematado por una bóveda de dieciséis compartimientos con ocho secciones planas que alternan con ocho cóncavas, colocándose en ocho pilares poligonales.


Delante del edificio hay un pórtico con un pequeño jardín y una fuente para las abluciones.



En el interior del edificio hay una columnata de dos pisos que discurre a lo largo del norte, del oeste y de los lados sur. Posee una elegante inscripción en doce hexámetros griegos dedicados al emperador justiniano, a su esposa, Teodora, y San Sergio santo-patrón de los soldados del ejército romano. Por una razón desconocida San Baco no es mencionado. La parte inferior tiene 16 columnas, mientras que la parte superior tiene 18. Muchos de los capiteles todavía llevan los monogramas de Justiniano y de Teodora.
Nada queda de la decoración interior original de la iglesia, que los cronistas contemporáneos describían como recubierto de mosaicos con paredes de mármol. Durante la conversión del templo a mezquita las ventanas y la entrada fueron modificadas, el nivel del suelo levantado y las paredes interiores enyesadas.


Sergio y Baco (mártires)


San Sergio y san Baco fueron durante principios del siglo IV importantes militares del emperador Maximiano, quien les tenía en gran estima por la valentía militar desempeñada en sus cargos: Sergio como primicerius (jefe-comandante de la escuela de los gentiles) y Baco como secundarius. Y fueron martirizados cuando se descubrió que eran cristianos.


Probablemente debido al alto cargo desempeñado y a la confianza personal con el emperador, se desató una fuerte envidia entre sus subalternos, quienes descubrieron su cristianismo ante él. Maximiano se negó a creerlo y los llamó para preguntárselo personalmente, puesto que el cristianismo era condenado con tortura y la muerte. Ante la declaración de fe cristiana de Sergio y Baco, el emperador les dio una última oportunidad: si hacían una ofrenda a los ídolos, no sólo serían perdonados sino además serían restituidos en sus cargos con aún más privilegios. Sergio y Baco se negaron.

Cuando llegaron al palacio, Maximiano los llamó y dijo ("las bodas de la semejanza", John Boswell): 'Sois los más malvados de los hombres, pues a cambio de la amistad que os he dispensado, convencido que observábais el debido respeto a los dioses, desvergonzadamente me habéis ofrecido lo que se opone a la ley de obediencia y sujeción. Pero ¿por qué habríais de blasfemar también a los dioses, a través de los cuales la especie goza de tan abundante paz? ¿No os percatáis de que el Cristo que adoráis era el hijo de un carpintero, nacido de madre adúltera, a quienes los denominados judíos ejecutaron mediante crucifixión, porque, conduciéndolos a error mediante la magia y proclamándose dios, se había convertido en causa de disensiones y múltiples problemas entre ellos? La gran raza de nuestros dioses nació toda ella de matrimonio legal, el del altísimo Zeus, el más santo, que a través de su matrimonio y unión con la bendita Hera les dio nacimiento. Imagino que también habréis oído hablar de los heroicos y doce principales trabajos del divino dios Hércules, nacido de Zeus'.
Baco fue golpeado hasta la muerte. A Sergio se le obligó a correr 18 millas con calzados que tenían clavos hacia adentro, atravesando los pies del santo. Luego fue decapitado (año 303).
Posteriormente fueron construidas varias iglesias en su honor, la iglesia de San Sergio y San Baco en Constantinopla (ahora mezquita), Acre y Roma. Su fiesta se celebra el 7 de octubre y se pueden ver en varias representaciones artísticas siempre juntos, algunas veces cabalgando como soldados, en pinturas típicamente matrimoniales o en pinturas con su uniforme militar y Jesús tras ellos.

Planta de la basílica de San Sergio y San Baco



Vista interior de la cúpula



Vistas de la cúpula y dos de las pechinas




Vista exterior desde el nártex (pórtico columnado)



Detalle del centro de la cúpula



Vista exterior



Vistas interiores





Detalle de capiteles



Restos a la vista del muro original (ladrillos y capas de mortero)



Nártex



Vista exterior desde la fuente de abluciones



Alzado



Técnicas constructivas bizantinas



La pechina




Basílica de Santa Irene


La iglesia de Santa Irene (en griego Αγία Ειρήνη) es una iglesia ortodoxa que está situada en el primer patio del Palacio de Topkapı en Estambul, Turquía.



La iglesia fue en la primera zona de culto construida en Constantinopla. El emperador Constantino ordenó la creación de la primera iglesia en el siglo IV. Durante la revuelta de Niká en el 532 la iglesia fue destruida. Justiniano I restauró la iglesia en el 548. Sirvió como sede del patriarcado de Constantinopla hasta la finalización de Santa Sofía en el 537.
En el siglo VIII un terremoto dañó seriamente a la iglesia. El emperador Constantino V ordenó su restauración y decoración con mosaicos y frescos. Destaca el Atrio único ejemplo bizantino que se conserva en la ciudad. Una gran cuz negra y dorada corona el Synthronon, cinco filas de asientos en el ábside es el único vestigio de arte Iconoclasta que queda en la iglesia.
Tras la caída de Constantinopla en manos de los turcos otomanos en 1453 a manos de Mehmed II, la iglesia fue añadida al interior del palacio. Los jenízaros usaron la iglesia como arsenal y en ocasiones como almacén de los botines de guerra. Durante el reinado del sultán Ahmet III (1703-1730) se convirtió en un museo de armas.



La iglesia tiene unas dimensiones de 100 m x 32 m. Posee una planta basilical romana consistente en una nave central con dos laterales dividas por columnas y pilares. Completan la estructura el nárthex, galerías y atrio. La cúpula tiene un diámetro de 15 metros y una altura de 35 metros con 20 ventanas.
Desde 1980 se usa como sala de conciertos durante el Festival de música de Estambul en el verano.

Anexo:

Irene de Tesalónica



Irene
 fue una mártir cristiana, hermana de Santa Ágape y Santa Quionia (en griego los nombres significan paz, amor y pureza, respectivamente). Se dice que fue capturada en posesión de la Biblia a pesar de la prohibición dictada por Diocleciano en el 303 D.C.
Fue martirizada al igual que sus hermanas por no negar la fe cristiana. En algunas obras se dice que fue quemada viva y en otras se cuenta que murió al atravesarle la garganta una flecha.
Santa Irene es más venerada en la Iglesia Ortodoxa y su día es el 5 de abril en el santoral católico.
Como reliquia se venera su supuesta mano en una iglesia ortodoxa griega en Astoria, Nueva York.

Alzado



Vista interior con arcada, columnata y nave lateral



Planta



Vista exterior



Vista interior de la cúpula sobre pechinas



Fachada



Vista interior con la cúpula sobre pechinas y el ábside



Vista exterior



Detalle del ábside con la decoración iconoclasta



Basílica de los Santos Apóstoles


La basílica de los Santos Apóstoles, también denominada en griego Apostoleion, fue un templo cristiano ubicado en la antigua Constantinopla, que se levantó originalmente para servir como mausoleo del emperador Constantino. Se trata de uno de los ejemplos más destacados de la primera arquitectura bizantina, principalmente por dos motivos: el concepto centralizado de la planta y la proliferación de cúpulas yuxtapuestas, de gran trascendencia posterior.



La primera iglesia de los Santos Apóstoles se levantó en época de Constantino, en el contexto de la construcción de la nueva capital imperial. Se hallaba en un punto elevado de la ciudad, sobre la cuarta colina, y cerca de la línea de murallas de Constantino. De ella no queda en la actualidad el menor vestigio, ya que en época de Justiniano fue sustituida por una nueva iglesia y ésta, a su vez, fue reemplazada en 1469 por la Mezquita del Conquistador. Así pues, toda imagen que podamos hacernos de aquella primera iglesia se basa en la descripción que Eusebio de Cesarea hace de ella en su Vida de Constantino.
Siguiendo esta fuente, la iglesia se hallaría en una amplia explanada, rodeada de salas de otros edificios públicos, como baños y salas de reunión. Se apunta la forma de cruz griega en su planta, descartando otras posibles configuraciones apuntadas anteriormente por otros estudiosos. Uno de los brazos de esta cruz, el de acceso, sería ligeramente más largo que los otros tres. Menos claro está si cada brazo poseería una única nave o, en cambio, habría naves colaterales. Por otra parte, se incide en el lujo de los mármoles y los dorados, que cubrirían respectivamente las paredes y los techos artesonados. El edificio destacaría en altura sobre todo su cimborrio de cubierta cónica, situado sobre el crucero.
Este espacio del crucero tiene en este edificio una decisiva importancia simbólica, ya que se concibe como espacio para el sarcófago en pórfido del emperador Constantino, que estaría flanqueado por una serie de pilares inscritos con los nombres de los doce Apóstoles. Así pues, la iglesia de los Santos Apóstoles se concibe no sólo como un martyrium apostólico, sino también como mausoleo de un emperador que quiere ser venerado como el decimotercero de ellos.
Hasta tal punto era atrevido mostrar al emperador como centro visual y simbólico de la arquitectura, que el espacio se reformuló pocos años después. En el año 356-57, cuando fueron traídas a la iglesia reliquias verdaderas de los Apóstoles, los restos de Constantino se trasladaron a un mausoleo independiente, contiguo al templo. Este nuevo alojamiento ya correspondía al planteamiento tradicional funerario, al ofrecer una planta circular cubierta con cúpula.
Y es que tipológicamente la primitiva iglesia de los Santos Apóstoles ofrece un planteamiento heterodoxo. Si bien hemos de considerarla un martyrium, ofrece novedades frente a los otros grandes martyria cristianos, como la basílica del Santo Sepulcro o la de San Pedro, los cuales lateralizaban el espacio de enterramiento propiamente dicho. Así, mientras en estos ejemplos la zona propiamente martirial está oculta bajo tierra o constituye un apéndice, en el caso del Apostoleion de Constantino el martyrium es una “construcción autosuficiente centrada en el espacio de devoción”. Así pues, la zona martirial es corazón mismo del edificio y en ella confluyen los brazos de las naves, que sirven para albergar a los fieles.


Es el reinado de Justiniano el momento en que la cruz con cúpula se convirtió en unidad básica, esquema que se presta fácilmente a combinaciones de grandes dimensiones. El esquema se repite cinco veces y se dispone en forma de cruz griega con el brazo de entrada algo más largo, siguiendo el planteamiento del edificio predecesor. Ahora sí, se señala la presencia de naves laterales y tribunas, envoltura por tres lados de cada uno de los cuatro brazos. También indica la presencia de las cinco cúpulas, de las cuales sólo la central estaría horadada por ventanas. De las otras cuatro, que serían más bajas, supone que fuesen simple bóvedas vaídas y ciegas.
Las líneas generales de la iglesia justinianea se conocen con certeza, pese a que tampoco se conserva. Las fuentes que poseemos también son escasas: van desde una somera descripción de Procopio a los ecos que tuvo en otros edificios de las provincias, como San Marcos de Venecia o San Juan de Éfeso. Una miniatura de hacia 1100-1150 conservado en la Biblioteca Nacional, en París, revela la apariencia del edificio de los Santos Apóstoles a mediados del siglo XII, y tras haber recibido remodelaciones a mediados del siglo X. En la imagen, destaca particularmente la presencia de las cinco cúpulas, entre las cuales destaca volumétricamente la central.




Planta



San Marcos de Venecia







Mosaicos de la basílica de San Apolinar el Nuevo




 Adoración de los Reyes Magos



Procesión de santos mártires






Vista interior de la nave central con decoración musivaria
 



Cristo ante Pilatos




 Jesús sana al paralítico



Procesión de santas mártires



Jesús sana en Bethseda

Cristo entronizado entre ángeles



Cristo entre santos



Detalle Cristo entre santos



Virgen theotokos entre ángeles



Mosaicos de la basílica de San Apolinar in Classe


En el interior de la basílica, las paredes están desnudas, excepto la del ábside, cubierto por un "manto polícromo" de mosaico, de distintas épocas.
En el centro de la basílica, en el lugar del martirio del Santo, hay un altar antiguo. En la parte superior de la zona del ábside, extendiéndose horizontalmente por toda la anchura del arco se representa a Cristo dentro de un medallón circular. A sus lados, en medio de un mar de nubes estilizadas se hallan los símbolos alados de los evangelistas: El Águila (San Juan), el Hombre (San Mateo), el León (San Marcos) y el Ternero o Toro (San Lucas).

La zona superior presenta en los extremos las representaciones de las dos ciudades que tienen las murallas adornadas con piedras preciosas: son Jerusalén y Belén, de las que surgen los doce apóstoles con forma de corderos. En los lados del arco hay dos palmeras, que en la literatura bíblica simbolizan al justo. Bajo éstas están las figuras de los arcángeles Miguel y Gabriel, con el busto de San Mateo y de otro santo difícilmente identificable.
Toda la decoración de la zona del ábside se remonta casi a mediados del siglo VI y puede dividirse en dos zonas:
  1. En la parte superior un gran disco cierra un cielo estrellado sobre el que se sitúa una cruz con piedras preciosas, que simboliza el cruce de los brazos y la faz de Cristo. Sobre la cruz se ve una mano que surge de las nubes: es la mano de Dios. A los lados del disco están las figuras de Elías y Moisés. Los tres corderos situados un poco más abajo, justo donde empieza la zona verde, con el hocico vuelto hacia la cruz simbolizan a los apóstoles Pedro, Santiago y Juan: es claramente una representación de la Transfiguración de Cristo en el Monte Tabor.
  2. En la zona más baja se extiende un verde valle florido, en el que hay rocas, arbustos, plantas y aves. En el centro se erige solemne la figura de San Apolinar, primer obispo de Rávena, con los brazos abiertos en actitud orante: de hecho está representado en el momento de elevar su plegaria a Dios para que conceda la gracia a los fieles que están a su cargo, representados por doce ovejas blancas.
En los espacios situados entre las ventanas están representados cuatro obispos, fundadores de las principales basílicas de Rávena: Ursicino, Orso, Severo y Ecclesio, con hábito sacerdotal y llevando un libro en la mano.





Mosaicos de la basílica de San Vital de Rávena


Comitiva de la emperatriz Teodora



La Santísima Trinidad



El Cordero de Dios (Agnus Dei) entre ángeles



Detalle de la comitiva de la emperatriz Teodora

jueves, 24 de noviembre de 2011

Arquitectura paleocristiana: la basílica


La basílica organiza su espacio, generalmente, en tres naves longitudinales, que pueden ser cinco, separadas por columnas; la nave central es algo más alta que las laterales, sobre cuyos muros se levantan ventanas para la iluminación interior. La cubierta es plana y de madera y la cabecera tiene un ábside con bóveda de cuarto de esfera bajo la que se alberga el altar.
En las grandes basílicas, como la de San Pedro y San Juan de Letrán, en Roma, la estructura de su cabecera se completaba con una nave transversal llamada transepto. Al edificio basilical se accede a través del atrio o patio rectangular (antecedente de los claustros), con una fuente en el centro, que conducía hasta el nártex o sala transversal, situada a los pies de las naves, desde donde seguían la liturgia los catecúmenos. Las basílicas más notables, además de las citadas, son la de Santa María la Mayor, San Pablo Extramuros y la de Santa Inés.

Antigua Basílica de San Pedro



El edificio consistía en cinco naves: una amplia, en el centro, y dos más pequeñas a cada uno de los lados. A su vez, cada una de las naves estaba dividida por 21 columnas de mármol que eran restos tomados de antiguos edificios paganos. La basílica, de 110 metros de largo, tenía la forma de una cruz latina y un techo inclinado enmaderado en el interior, que alcanzaba una altura de 30 metros en el centro. En la entrada se hallaba un atrio al que se conocía como «el Jardín del Paraíso», y que tenía cinco puertas por las que se accedía al cuerpo principal de la iglesia; este atrio en realidad era un agregado realizado en el siglo XVI. No obstante, y a diferencia de los templos paganos anteriores, el exterior de la basílica no estaba decorado de forma magnífica.





Basílica de San Pablo Extramuros





Basílica de Santa Sabina

Es el único ejemplo que permite comprobar la armonía original de las basílicas paleocristianas: sus elegantes proporciones, la sobriedad de sus mármoles y la apertura de tres ventanas en el ábside, se convierten en características de la arquitectura religiosa paleocristiana a partir del siglo V.


Santa Sabina es una basílica temprana, del siglo V. Fue construida por el sacerdote Pedro de Iliria, un cura dálmata, entre 422 y 432, después del saqueo de Alarico I. Se alzó en el lugar donde estaba la casa de la matrona romana Sabina, quien fue posteriormente canonizada como santa cristiana.



Sabina nació en el siglo II en una familia noble que, cuando aúna era muy joven, la casó con el senador Valentino. Convertida al cristianismo, frecuentó las catacumbas, donde se encontraba con los otros cristianos, ya víctimas de la persecución. Iba con su niñera Serapia, que ella misma había convertido.
Fue capturada y, al no querer abjurar de su fe, fue condenada a ser decapitada, junto a Serapia. La tradición marca el 29 de agosto de 126 como la fecha de su muerte. Sus reliquias están en la Basílica de Santa Sabina, fundada en 425 en el Aventino de Roma.





Basílica de la Natividad

La Basílica de la Natividad, en Belén, es uno de los templos cristianos en uso más antiguos. El edificio original fue construido por el obispo Makarios de Jerusalén, por órdenes del Emperador Romano Constantino I, bajo el primer Concilio de Nicea el año 325.
Actualmente, la basílica es administrada por la Iglesia Católica y la Iglesia Ortodoxa Griega. La tradición dice que la iglesia fue construida en el lugar donde nació Jesús de Nazaret, ahora lugar sagrado tanto para cristianos como musulmanes.

Vista del altar






Lugar de nacimiento de Jesucristo





Planta de la basílica de Natividad en Belén






Santa Sofía

El nombre completo en griego es Ναός τῆς Ἁγίας τοῦ Θεοῦ Σοφίας: «Iglesia de la Santa Sabiduría de Dios» y que hace referencia a la personificación de la sabiduría de Dios. Su fiesta se celebra el 25 de diciembre, el aniversario de la encarnación del Verbo o Logos en Cristo.

Famosa por su enorme cúpula, está considerada como el epítome de la arquitectura bizantina, y se dice de ella que «cambió la historia de la arquitectura». Fue la catedral más grande del mundo durante casi mil años, hasta que se completó la obra de la Catedral de Sevilla en 1520. El edificio actual fue reconstruido entre 532 y 537 para ser usado como iglesia, por orden del emperador bizantino Justiniano I.

En 1453 Constantinopla fue conquistada por los turcos otomanos bajo las órdenes del sultán Mehmed II, quien posteriormente decidió que el templo se convirtiera en mezquita. Las campanas, el altar, el iconostasio y los vasos de sacrificio fueron retirados, y muchos de los mosaicos fueron enlucidos. Durante el dominio otomano se le añadieron detalles arquitectónicos islámicos como el mihrab, el minbar y cuatro minaretes. El edificio se mantuvo como mezquita hasta 1931, fecha en que fue cerrado al público por el gobierno de Turquía hasta su reapertura, ya como museo, en 1935.

Justiniano eligió al físico Isidoro de Mileto y al matemático Antemio de Tralles como arquitectos, aunque Antemio murió durante el primer año de la empresa. Existe la teoría de que se empleó a Herón de Alejandría para hacer frente a los desafíos que presentaba la construcción una cúpula expansiva sobre un espacio tan grande.
El historiador bizantino Procopio de Cesarea describió la construcción del templo en su obra Sobre los edificios. Se emplearon más de diez mil personas para la construcción., y el emperador hizo traer material procedente de todo el imperio, como las columnas helenísticas del Templo de Artemisa en Éfeso, grandes piedras de las canteras de pórfido de Egipto, mármol verde de Tesalia, piedra negra de la región del Bósforo y piedra amarilla de Siria. Esta nueva iglesia fue reconocida por los contemporáneos como una gran obra de arquitectura. El emperador, junto con el patriarca Eutiquio, inauguró con mucha pompa la nueva basílica el 27 de diciembre de 537. Los mosaicos dentro de la iglesia se completaron bajo el reinado del emperador Justino II (565-578). Santa Sofía fue la sede del patriarca ortodoxo de Constantinopla y el escenario principal de las ceremonias imperiales bizantinas, como las coronaciones.
Los terremotos de agosto de 553 y del 14 de diciembre de 557 causaron grietas en la cúpula principal y en la media cúpula oriental. La cúpula principal se derrumbó por completo durante un posterior terremoto el 7 de mayo de 558. El accidente se debió principalmente al exceso de carga de la cúpula y al enorme empuje horizontal que transmitía a los soportes, al tener un diseño demasiado plano. Esto causó la deformación de los pilares que sostenían la cúpula. El emperador ordenó la restauración inmediata, la cual se encomendó a Isidoro el Joven, sobrino de Isidoro de Mileto, que utilizó materiales más ligeros y elevó la cúpula, dando a la construcción su altura interior actual de 55,6 metros (182 pies). Por otra parte, Isidoro cambó también el tipo de bóveda, erigiendo una cúpula nervada con pechinas, cuyo diámetro se encontraba entre 32,7 y 33,5 metros. Esta reconstrucción, que dio a la iglesia su actual forma característica del siglo VI, se completó en el año 562. El poeta bizantino Pablo Silenciario compuso un poema épico, conocido como Ekphrasis, para la dedicación de la basílica presidida por el Patriarca Eutiquio el 23 de diciembre de 562.
En 726, el emperador León el Isáurico publicó una serie de edictos contra la veneración de imágenes y ordenó al ejército destruir todos los iconos —inaugurando el período de la iconoclasia bizantina—. En ese momento, todas las imágenes y estatuas religiosas se retiraron de la iglesia de Santa Sofía. Después de un breve respiro durante el mandato de la emperatriz Irene (797-802), los iconoclastas reaparecieron. El emperador Teófilo (829-842), fuertemente influenciado por el arte islámico.
Sus arquitectos, Antemio de Tralles e Isidoro de Mileto, cubrieron el edificio, de planta casi cuadrada, con una cúpula central sobre pechinas. Ésta reposa sobre cuatro arcos, sostenidos a su vez por cuatro columnas. Dos semicúpulas hacen de contrafuerte de la cúpula central y los muros abiertos están asegurados por contrafuertes. Sus arquitectos realizaron un diseño sin antecedentes, tomando elementos conocidos (planta basilical y rotonda), pero que se unen en una estructura nueva.

Su arquitectura es eminentemente espacial, aunque el efecto exterior ha sido significativamente modificado por los otomanos, que lo enriquecieron con minaretes, espolones y grandes contrafuertes. La idea del edificio fue el que la gran cúpula que se iba a construir se sostuviera merced a cuatro arcos reforzados, mediante contrafuertes y semicúpulas que desviaran los empujes. La planta es un rectángulo de 77 x 71 metros. La cúpula con forma de media naranja, de 56,6 metros de altura y 31,87 de diámetro, se apoya sin tambor en cuatro pechinas y está reforzada por cuarenta nervios entre los que se practican otros tantos huecos de ventana, dando la sensación según Procopio de estar «suspendida del cielo por una cadena de oro». Por fuera, la masa de la gran iglesia se eleva no sin cierta armonía, pero sin demasiada gracia. La cúpula imponía una centralización bastante ajena a las basílicas del pasado, pero gracias a las pechinas y la traslación de los esfuerzos a las naves laterales, así como un refinado uso de la luz, «no parece descansar en base sólida».